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domingo, 9 de diciembre de 2007

Fuente: mujerdehoy.telemundo.yahoo.com


Divorcio: ¿Una razón para celebrar?

La vida después del divorcio podría ser mejor de lo que pensamos


Nadie se pone un vestido blanco pomposo con mangas lo suficientemente grandes como para sostener pavos horneados y piensa que se divorciará, pero eso es exactamente lo que sucede la mitad de las veces.


El costo promedio de una ceremonia de boda es de $18,000 pero obtienes tostadoras gratis y, además, una torta.

Curiosamente, el costo promedio del divorcio también ronda los $18.000 (¡por cada persona!), pero sólo uno de ustedes se quedará con la tostadora y si deseas torta, bueno, es mejor que traigas la tuya.

Lo más seguro es que también necesitarás pasteles, helado y brownies. Cuando fui a las citatorios de corte para mi divorcio, solía llevar una botella deportiva llena con sirope clásico de Hershey. Cada vez que algo no salía como planeaba -lo cual era muy seguido mientras estaba allí- sorbía algunos tragos de ese elixir salvavidas.

Como experta Grrl Genius en relaciones, estoy aquí para decirles que la vida después del divorcio pueda ser tolerable o, incluso, maravillosa. Las estadísticas me respaldan: de acuerdo al Buró de Censos de E.E.U.U., el índice del divorcio de las segundas nupcias es más bajo que el de las primeras, el porcentaje de los primeros matrimonios que fracasan es de 51 por ciento y las segundas uniones que terminan en divorcio suceden el 43 por ciento de las veces.

Esto fue lo que me sucedió: Me divorcié, pensé que me iba a morir, no sucedió y, luego, encontré al amor de mi vida. El divorcio fue doloroso, pero ahora, un par de años después, puedo decir honestamente que mi vida está mucho mejor. Terminar mi matrimonio fue tan bueno para mí como lo fue salir de Austria para Maria von Trapp.

Uno de los (tantos) problemas con el divorcio es que no existe ritual estándar para conmemorar el acontecimiento, tal como los hay para otros sucesos de la vida como nacimientos, graduaciones, bodas (por supuesto) o el lanzamiento de una nueva película de Denzel Washington.

La mayoría de ceremonias incluyen alguna reunión social. Debes estar pensando, ¿Hey, el divorcio es horrible, por qué debe haber una reunión para eso? El hecho es que tenemos ceremonias y fiestas para malas cosas en todo momento. Quiero decir, qué es un funeral después de todo, si no una fiesta para hacerte sentir mejor sobre algo muy malo.

Si tuviéramos funerales para matrimonios muertos, al menos el huésped del honor podría oír las condolencias y beber las margaritas. Otras culturas tienen rituales para el divorcio. Cuando una mujer se casa en la tribu de Ndebele de Sudáfrica, el esposo le entrega una serie de collares que alargan artificialmente su cuello y atrofian los músculos del cuello. Cuando se divorcian, tienen una ceremonia donde él toma los collares entregados y la cabeza de la divorciada se tambalea hacia un costado hasta que sus músculos aprenden sus habilidades nuevamente.

En Marruecos, donde el divorcio es un nuevo fenómeno, a la mujer divorciada sus amigos le ofrecen una fiesta. Hay música y baile, y los hombres que están interesados en la mujer divorciada llegan a la fiesta y le ofrecen camellos (los animales, no los cigarrillos) y joyería. La fiesta dura tres días, o tanto tiempo como le tome a la mujer aceptar otra oferta matrimonial.

Personalmente, tener joyas siempre hace que me sienta feliz (imagino que siempre puedo usarlas para sostener mi cuello), pero no me interesaría un camello o un nuevo esposo a tan poco tiempo de mi divorcio. Pero quizá ese sea solamente mi caso. No obstante, creo que la idea de una fiesta de divorcio es buena. Según Divorce Magazine (Revista Divorcio), cuya suscripción suena tan divertida como Bad Skin Monthly (Piel mala mensual) o Why Does Everything in My Life Go So Wrong? Digest (¿Por qué todo en mi vida va tan mal?, Digest), estas celebraciones son cada vez más populares.

Cuando me divorcié, mi club personal de Grrl Genius me organizó una "despedida" sorpresa para que substituyera lo que había perdido en el divorcio. Me sentí abrumada por su generosidad y fue grandioso tener de nuevo espátulas y un juego nuevo de tazas de medida. (Aunque no me habría importado tener nuevamente conmigo mis 20s, no es exactamente algo que puedas incluir en tu lista de regalos en Target).

Lo que no sabía es que había habido mucha controversia entre mis amigas sobre si era buena idea organizar una fiesta de divorcio o si me haría sentir como una gran perdedora. Mi prima Jen, quien tiene 28 años y está comprometida, decidió consultar su biblia de etiqueta escrita por Peggy Post. Peggy piensa que las reuniones de divorcio deben ser privadas y discretas. En su opinión, es de mal gusto tener una reunión pública donde le restas importancia al ex-cónyuge de una manera mezquina. (Esto funcionó firmemente contra el deseo de mi amiga Kim de quemar una efigie de mi ex).

Kim, que es una ejecutiva con gran poder y que a veces lleva sus estrategias asesinas de su sala de reunión a su vida extra laboral, sentía que definitivamente era necesario tener cierto elemento de derramamiento de sangre en la celebración. Luego me contaron que su sugerencia fue "¡tengamos una verdaderamente deliciosa torta de chocolate en forma de hombre, y en el centro podemos poner un gran corazón rosado de crema azucarada que Cathryn puede cortar y comer!".

Mis amigas finalmente calmaron a Kim coincidiendo en hacer una parrillada en la reunión, con un lechón en el asador. Kim insistió en referirse al puerco con el nombre de mi ex, y eso pareció apaciguar su sed de venganza mientras que mi prima todavía pensaba que habíamos malinterpretado a Peggy Post.

Jen pensaba que la reunión necesitaba cierta clase de ceremonia y luego de mucho debate, mis amigas finalmente acordaron ponerle un nombre a la ceremonia. Durante este ritual, tomé nuevamente mi nombre de soltera y entonces mis amigas me ayudaron a completar los documentos del DMV, tarjetas de crédito y formas de gobierno exigidos para los trámites. En algún momento, Jen comenzó tentativamente a cantar "Kumbaya", pero la callamos rápidamente llenando su vaso con piña colada.

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