Incongruencias de un desesperado

Ing. Luis Orlando Díaz Vólquez. Guasábara.editor

La estrepitosa caída de la popularidad del presidente Leonel Fernández y su imposibilidad de repetir en el cargo, razones que le han llevado a cometer nuevos errores desde la conducción del Estado, influido por el temor y la desesperación que le allanan al apreciar que se acerca el pase de factura en las próximas elecciones de mayo del 2008 que los votantes le aplicarán, habida cuenta de la frustración que padecen los votantes por los desaciertos, abusos y burla que el fallido gobernante les ha propiciado.

El incumplimiento de múltiples promesas y la falta de voluntad política para solucionar las necesidades de un pueblo pobre, en su gran mayoría, que ve en Leonel y el PLD a un gobernante y su partido que les excluye de las prioridades de sus ejecutorias.

Que han fracasado en la aplicación de políticas públicas orientadas a impulsar el desarrollo social de los dominicanos y dominicanas y en cambio se han dedicado a enriquecerse junto a sus correligionarios a costa del hambre de la gente, han provocado a que la nación se levante y les enfrente, desde ya, con múltiples protestas sociales y contando ansiosos que llegue el 16 de mayo de 2008 para por vía del voto arrojarlos del poder, que no se merecen y ostentan con indolencia.

Asustado y chiquito, como el pan que consumen los pobres, que ha sido reducido de tamaño en un aumento encubierto de su precio, se encuentra un presidente que ha perdido el rumbo y ha caído en acciones que se contraponen al discursos de modernidad que pregona, y hoy es capaz no sólo de actuar en contra de esas orientaciones, sino que llega tan lejos que deja de lado la moral y la ética en su accionar.

La Unión de Mediano y Pequeños Industriales del Pan, a sabiendas de cómo repercute cualquier alza en ese producto en la alimentación de los pobres, la gran mayoría del pueblo dominicano, ante al alza de 220 pesos que le han impuesto al saco de 120 libras, y que además ha venido asumiendo incrementos en los costos de los insumos de fabricación de este alimento, sin producir aumentos del precio del pan, acorralados por la voracidad fiscal de Leonel y el PLD, que le han incrementado el precio del galón de gas, de la tarifa eléctrica, seguridad social, y alza de impuestos, de seguro, hidrocarburos, entre otros, a más del cien por ciento.

No les queda de otra que reducir de tamaño ese producto alimenticio de la canasta familiar y tirar a la calle parte de su empleomanía.Así como crece el hambre, crece la pobreza, la falta de salud, de educación, de empleo y vivienda, de agua y energía, de dolor e indignación, crece el descontento y el repudio por quienes le gobiernan.

Si la empresa Molinos Dominicanos, hoy con otro nombre, en la que el Estado converva el 50% les requiere al Estado un aporte de 5 millones de dólares para reinventirlos en modificación, a un gobierno que le sobra dinero de los tantos que nos ha quitado en impuesto, no debe serle inconveniente alguno, al menos que no se trate de una jugada para terminar de privatizar y despojar al pueblo dominicano de una empresa estratégica para su alimentación y la cual hay que ver más allá de simple obtención de beneficios, que también posee y el Estado puede ganar dinero allí, para que los pueda invertir en otras acciones sociales en beneficio de la nación.

Ojo avisor con las nefastas intenciones que mueve la camarilla de negociantes aupada por el presente gobierno para depredar el Estado. Actuemos contestes y paremos su mal sana intención.