FELIX MANUEL DE LA ROSA
La escasez de leche europea ha dejado en schok al sector importador dominicano; los ganaderos, en cambio, ven llegada la oportunidad de que el Gobierno establezca regulaciones drásticas en la estructura del sector que implique, por supuesto, una desconcentración del mercado internacional suplidor de este alimento.
En una lucha que puede tornarse radical, los propietarios de fincas claman al gobierno que mantenga el arancel de un 20 por ciento en la importación, y adopte una política lechera que le dé vigencia a la Ley 180- 01, con lo cual el negocio sería rentable y el producto llegaría a las familias a precio justo.
Esta acción deberá incluir la disminución de la tasa de interés bancario, eliminación de los impuestos a los combustibles, revisión de los precios de la electricidad y la aplicación rigurosa de la ley que crea el Consejo Nacional para la Reglamentación y Fomento de la Industria Lechera (Conaleche- Ley 180-01).
En el mercado internacional la tonelada métrica de leche en polvo aumentó un 50 por ciento. Es decir, que si una lata grande en República Dominicana cuesta 535 pesos, deber venderse ahora a 1,070 pesos. No obstante, la Asociación de Importadores de Leche en Lata ha prometido que ésta no subirá de precio mientras se mantenga la estabilidad económica.
Pero no dejan las cosas ahí, presionan al Gobierno para que quite el arancel, "porque su eliminación absorbería el extraordinario aumento internacional del precio del producto importado", y garantizaría también la estabilidad en los precios.
Como si se tratara de mundos diferentes, los importadores no hacen referencia a la calamitosa situación de los ganaderos.
Sirva un hecho para ilustrar como sobreviven: hace dos semanas un hacendado del Este prefirió regalar la leche a los pobres de su pueblo y no venderla a los procesadores que la estaban pagando a solo $6 pesos el litro; el mismo litro en el mercado cuesta al consumidor $50 pesos.
Un litro de leche producido en el campo puede ser colocado en el mercado local a $16 pesos, en el mejor de los casos.
Mientras los importadores exigen la eliminar "pura y simple" del arancel, los dueños de fincas reclaman al Presidente de la República que libere al país del "cruel monopolio" que mantienen una sola casa importadora, así como el oligopolio de no más de cuatro procesadores de lácteos, situación que encarece el alimento y atenta contra la supervivencia de los productores de leche y quesos.
Esta es una buena oportunidad para resarcir los daños que por más de tres décadas ha causado la política de importación, destacan los ganaderos.
El año 1973 fue el último en que nuestro país logró la autosuficiencia en la producción. Desde entonces las importaciones de leche en lata han ido ganando terreno hasta lograr la supremacía en el mercado; las consecuencias son altos precios del producto.
La situación es delicada en tanto perjudica mayormente a los envejecientes y a los niños. En el país un alto porcentaje de infantes presenta desnutrición. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), aquí solo se consume al año 77 litros de leche percápita, cuando debería consumir 150 litros.
El incremento de los precios en el mercado internacional se debe al crecimiento del consumo de leche en China e India (ambos países totalizan 2,500 millones de habitantes), sumado a la alta demanda en países petroleros del medio oriente, y de Venezuela. Dada esta situación, la Unión Europea eliminó el subsidio a sus productores, que era de 800 dólares por cada tonelada métrica exportada.
En la jornada en favor de la producción local se han aunado seis federaciones y asociaciones de productores del Este, Sur, Cibao y Noroeste.
El dirigente ganadero Cesáreo Contreras y Erix Ribero, presidente del Patronato Nacional de Ganaderos, llevan la voz en defensa de los productores.
El país importa cada año 34 mil toneladas de leche en polvo. El déficit en la producción local se aproxima al 50 por ciento, debido a que el Desayuno Escolar y la tradicional cuota vendida al Ejército Nacional ha incrementado la demanda. Los ganaderos producen 700 litros por día; aspiran a la autosuficiencia lechera, para lo cual deberían producir 6 millones de litros cada año.
Con la protección a los ganaderos el país incrementaría las riquezas nacionales al fomentaría el empleo, preservar la fauna y ahorrar en divisas a través de este sector que ofrece sus servicios desde antes de la creación de la República en 1844 (los hateros del ex presidente general Pedro Santana).
Consideran que República Dominicana precisa de un salto tecnológico para aumentar la producción y la productividad en la leche, lo cual no puede llevarse a cabo sin la voluntad del Gobierno.
Los factores que inciden en el aumento de la producción son el mejoramiento en la alimentación del ganado, manejo adecuado de las temperaturas y la humedad, armonización de la siembra de pastos con el medio ambiente; formalización de las productoras de alimentos (silo y heno) y hacer que los ganaderos perciban sus fincas como verdaderas empresas Debido a que se trata de la seguridad alimenticia del país, el Gobierno le ha dado carácter al asunto. Hace unos días convocó un encuentro con los sectores ganaderos, importadores y procesadores (estos últimos son a su vez importadores, pero les corresponde adquirir una cuota de leche producida aquí) que intervienen en la comercialización de la leche.
La Federación Dominicana de Comerciantes (FDC), con 32 mil miembros, ha dado también su voz de alerta al destacar que solo cuatro grandes empresas importadores controlan los precios de productos básicos, que deberían llegar baratos al consumidor. Estas empresas ganan unos 2 mil millones de pesos cada año, sostiene Iván García, presidente del gremio.
Quedará para luego, pues, discutir la acusación de la FDC de que dos Secretario de Estado, Salvador Jiménez y Luis Manuel Bonetti, asignan la importación de productos de primer orden solo a cuatro empresas, en desmedro de la población pobre, ¿colocando el Interés particular antes que el interés nacional?.
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